¿Quién eres?
¿Por qué elegimos a nuestras parejas?
Es interesante preguntarnos qué nos llevo a elegir a nuestras parejas porque eso nos ayuda a entender nuestra historia en común, nuestros conflictos, las satisfacciones y las insatisfacciones atribuidas a la pareja.
Podemos respondernos que fue cuestión de química o de atracción sexual, que nos gustó su personalidad o que compartíamos los mismos gustos. Pero si nos esforzamos un poco más en profundizar acerca de aquel momento, podremos encontrar cuestiones más intrínsecas en las que basamos nuestra decisión de compartir nuestra vida, y quizás nos damos cuenta, que nuestra elección estuvo más condicionada por factores propios.
Seguro que podemos encontrar en aquel momento expectativas diversas, pudimos creer que íbamos a vivir un cuento, que con aquella persona podríamos cumplir objetivos como casarnos y tener hijos, pensamos que era la persona perfecta para que nuestra vida fuese feliz o quizás nos daba la seguridad que necesitábamos para estar tranquilo.
Es muy importante reconocer qué fue lo que buscábamos y necesitábamos consciente o inconscientemente en aquel momento, para responsabilizarnos de la decisión tomada y no proyectar en la otra persona nuestra frustración o insatisfacción cuando en el día a día no lo que esperábamos.
La decepción es una emoción habitual en el momento en el que empezamos a ser conscientes de nuestro propio autoengaño, nos enfadamos, y podemos caer en intentar volver a él. Reprochamos y exigimos que se nos de lo "supuestamente" prometido...y la mayoría de veces tarda en llegar o no llega.
Esta situación desgasta muchísimo a la persona y a la pareja, diluye el sentido que les mantiene unidos y pone en riesgo el futuro de la relación. Se puede reconducir la situación, encontrando canales comunicación, tiempo y espacios en común para conocer y descubrir a la pareja, y sobretodo esfuerzo para flexibilizar el propio posicionamiento.
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